Dar y compartir son actos que enriquecen no solo a quienes reciben, sino también a quienes dan.
En un mundo que avanza a pasos agigantados, donde la juventud y la novedad a menudo se celebran, existe un tesoro invaluable que merece ser reconocido y compartido: la sabiduría y experiencia de las personas mayores.
Proveer no solo se trata de bienes materiales; se trata de compartir conocimientos, experiencias, tiempo y amor. Las personas mayores son portadoras de historias, lecciones de vida y una serenidad que solo los años pueden otorgar. «Nadie da lo que no tiene», dice un dicho popular, y en el caso de nuestros mayores, tienen mucho que ofrecer.
Estar atentos a las necesidades de los demás y responder a ellas es una forma de conexión humana que trasciende cualquier barrera. Y cuando se hace con generosidad y sencillez, los beneficios son aún mayores.
¿Qué se logra al compartir?
Se construye comunidad, se fortalece la empatía y se fomenta un sentido de pertenencia. Las personas mayores, con su amplio espectro de amor y su profunda experiencia, nos enseñan a hacer pausas, a observar y a decidir con serenidad. Nos brindan un conocimiento profundo de la vida y de las relaciones humanas.
Puedo hablar desde lo que yo he recibido de las personas mayores con las que he convivido: Amor en un sentido amplio y profundo, experiencia que dejan los años y las lecciones de vida, serenidad para hacer las pausas necesarias para observar y después decidir, conocimiento de las personas y de las cosas; ternura en la mirada, en el abrazo, en la caricia y en la forma de hablar, historias que dejan enseñanzas, tradiciones y valores.
He recibido paz -de esa que da la sabiduría-, vivencia de la fe, tiempo de calidad -porque lo valoran cada vez más-, escucha activa y reconfortante, respeto, ejemplo de trabajo, de dignidad, de claridad, de superación de obstáculos, de búsqueda de aprendizaje y de ideales, de valorar los verdaderos lujos.
Creo que me quedo corta con todo lo que he recibido y lo agradezco enormemente.
Es momento de preguntarnos:
¿De qué manera podemos ser proveedores de sabiduría y experiencia para nuestra familia y sociedad? ¿Cómo podemos, a cualquier edad, contribuir al bienestar común? La respuesta puede estar en las pequeñas acciones cotidianas, en la disposición para escuchar y en la voluntad para actuar.
Te invito a compartir tus experiencias y reflexiones.
¿Qué has aprendido de las personas mayores en tu vida? ¿De qué manera has sido proveedor de conocimiento y apoyo para los demás?
Comparte tus historias y celebremos juntos el valor de la experiencia y la sabiduría que cada persona mayor aporta a nuestras vidas y a nuestra sociedad.
Recuerda que cada etapa de la vida tiene su valor y su belleza. Honremos a nuestras personas mayores, reconozcamos su importancia y aprendamos de la riqueza que su experiencia puede aportar a nuestras vidas.
La Comunidad Plenitud AM es un espacio donde esa transmisión de vida, conocimiento y amor continúa floreciendo, y todos estamos invitados a ser parte de ella.
Gaby Tenorio
Fundadora de la Comunidad Plenitud AM
2 respuestas
De mis abuelos he aprendido mucho, he aprendido a valorar la vida, vivir cada día con entusiasmo. Como diría mi abuelo, aprendí a echarle ganas, a valorar a la familia y lo que tenemos.
Gracias por la oportunidad de compartir!!
Yo aprendí de mis papás y abuelos por su ejemplo de vida, lo importante de vivir y promover los valores de la fe en Dios, el respeto a mi misma y a los además, la confianza, la humildad y la empatía, eso es lo que ahora creo, vivo y heredo a mis hijos y nietos.