En las entrevistas que me han dado la oportunidad de hacer a gente grande, me he dado cuenta, entre muchas cosas, de que lo que más se valora, lo que más se recuerda, lo que se atesora, lo que se agradece, son cosas sencillas, casi siempre sin costo económico.
Pesan más las experiencias que las cosas materiales, las personas, lo que se comparte con ellas, el fondo y no la forma, el significado más que el símbolo. Pesa lo que se recibe, pero también lo que se da, lo que se comparte, porque multiplica la bondad.
Se valora el esfuerzo, el camino y la compañía, casi igual o más que el llegar al destino. Pesa el honor, el reconocimiento ganado con trabajo, con sinceridad. Se atesora el valor, el enfrentar los retos con dignidad y honestidad. Enorgullece el trabajo, los logros alcanzados, lo aprendido en los fracasos. Engrandece servir a los demás, entregarse.
He aprendido, y espero seguir bien el ejemplo, a ver a mi alrededor y darme cuenta de lo que realmente vale, de lo que tengo, de lo que soy, de lo que he logrado, de las personas que tengo a mi alrededor y después alzar la mirada, agradecer y seguir hacia adelante.
Y qué mejor momento para ello que el comienzo de un nuevo año, que me regala un gran pretexto para que, con esta conciencia y con la esperanza de hacer mejor las cosas, lleve a cabo nuevas acciones que me mantengan siempre en el camino de mi bien y el de los demás.
Gracias por leer, que su año esté lleno de conciencia y agradecimiento.
Gabriela Tenorio
Fundadora Plenitud AM