El Curso de la Vida

Te invito a hacer una pausa para analizar cuál ha sido el curso de tu vida: Recuerda, evalúa, agradece, enlista las lecciones. Luego cierra los ojos, respira, visualiza. Después ábrelos, toma un cuaderno y una pluma y planea, imagina, sueña y define el CURSO DE TU VIDA a partir de hoy.

Te invito a hacer una pausa para analizar cuál ha sido el curso de tu vida.

Hace poco escuché algo que quisiera compartir. Es acerca del envejecimiento y lo primero que enfatizaba es la diferencia entre envejecimiento, que es el proceso que comienza desde que nacemos y la vejez que es una etapa en la vida. Si entiendo esta diferencia podré enfocarme en cada tema desde lo que es.

Si asumo que envejecer es un proceso inevitable, podré aceptarlo y vivirlo de una manera conciente y amorosa, además podré comprenderme y comprender a los otros. Por otro lado, si comprendo que la vejez es una etapa, seré capaz de verla como parte de la vida y podré visualizar de qué manera la quiero vivir y sobre todo, hacer cosas y moverme en esa dirección.

Este ‘proceso’ para llegar a esta ‘etapa’ (y a cada una de ellas) lo puedo ver también como el curso de la vida, es la manera individual e irrepetible en la que transcurre mi vida y en la que juegan varios factores: el tiempo histórico, el tiempo personal, el tiempo familiar, el entorno, el lugar, las diferentes transiciones y eventos significativos, mis elecciones, etc.

Es mi propia trayectoria en los diferentes aspectos: salud, trabajo, estudio, sexualidad, familia, amigos y mi propio desarrollo, el cual debe ser una decisión porque no es lo mismo crecer que desarrollarme. Y de mi depende si vivo en esta vida o si existo en esta vida.

Me pregunto cuál es mi realidad actual, cómo la estoy construyendo y cómo quiero que sea en el futuro, de qué soy capaz y qué puedo dar a los demás. Por ejemplo, en esta etapa que estamos viviendo, que es una transición importante, un evento global histórico, podré observar mis emociones, mis pensamientos, mis sensaciones, pero también deberé preguntarme qué estoy haciendo para que mi realidad – y la de los demás – sea mejor, para estar mejor, para ser mejor. Dejaré de preguntarme ¿por qué? y comenzaré a preguntarme ¿para quéʔ

Te invito a hacer una pausa para analizar cuál ha sido el curso de tu vida:

Recuerda, evalúa, agradece, enlista las lecciones. Luego cierra los ojos, respira, visualiza. Después ábrelos, toma un cuaderno y una pluma y planea, imagina, sueña y define el CURSO DE TU VIDA a partir de hoy.

Todo pasa, sólo definiré cómo pasará, cómo será la huella que dejaré: de qué tamaño, en cuánta gente y por cuánto tiempo.

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